Leer el post de un amigo fue como un reflejo de lo que por estas fechas yo también he estado reflexionado: el sentimiento que nos produce pensar en nuestro país. Es amor, es programación mental desde la infancia, es orgullo, es ese sentir bonito al ver ondear una bandera, es nostalgia de buenos momentos, es gula de garnachas y tacos, o es todo junto y más. Es chido cuando es algo que te mueve e inspira, pero como todo en la vida también tiene su lado negativo, el nacionalismo que induce a odiar a gente de otro país, el que mueve a la gente en las guerras, el que se usa para manejar nuestros botones emocionales cuando es conveniente, el que hace que se nos olvide que todos somos iguales. Quedándonos en lo bonito, ¿cómo sería un mundo en dónde este sentimiento de amor y pertenencia fuera extensivo a todo el planeta? Que hubiera una banderita que representara a la humanidad y en todas las ceremonias después de cantar que estamos al-grito-de-guerra (paradójicamente) cantáramos Imagine, de Lennon o alguna inspirativa loa a la unidad de los seres humanos.
Este blog es simplemente un acto de expresión. Creo en el poder de la palabra pero no esperen que dicho poder sea siempre reivindicado con justicia en este lugar. Simplemente relájense. Les va a gustar...
viernes, septiembre 19, 2008
DEL AMOR A LA PATRIA y una fina selección de recuerdos relacionados
Que miren que el nacionalismo puede ser visto como una estructura artificiosa y conveniente construída sobre un sentimiento natural en el hombre: el amor a su tierra, al lugar donde nace y/o vive. Y muy bien construido en nuestro específico caso mexicano, porque yo recuerdo que de niño hasta cariño le tenía a Don Miguel Hidalgo (ese valiente viejecillo que además era padrecito o sea más respeto) y a Morelos y una clara animadversión a los gringos que nos robaron la mitad de nuestro territorio. Claro que también recuerdo haberme sentido culpable porque a veces cuando cantaba el himno, yo la neta es que no quería morir por la patria por mucho sentimiento bonito que le tuviera y por más que me vendieran tantas historias tipo cómic sobre niños patrióticos y un poco enajenados que se aventaban al vacío envueltos en nuestra Oh-Santa-Bandera-de-heróicos-carmines. Eso sí como diría Juanga "pero qué necesidad" de implantarle el chip del sacrificio por la patria (y el chip de la culpa a confundidos niños as me que practicaban la libertad de conciencia y el pacifismo pero sin conocer los términos) a nuestras jóvenes y moldeables mentes por los mismos mecanismos, claro que low profile, que los que usaban los nazis y los fascistas y todo gobierno (con ambiciones) que se precie de serlo.
Pero también había veces que me encarnaba en niño héroe y cantaba con todo fervor patriótico y sentimiento nacionalista y (casi) dispuesto a morir por la tierra que me vió nacer y y a aventarme al vacío envuelto en el lábaro patrio, claro que no desde muy alto para sobrevivir y compartir las mieles de la gloria y el honor de las que tanto hablaban las 58 poesías al respecto que memoricé, con los hombres que nos dieron patria. Y uff cuando fui nombrado abanderado de toda la escuela y me sentía soñado y el profe de deportes nos sacó del salón y nos preguntó a los de la escolta que qué significaba para nosotros y me acuerdo que nadie contestaba y contestó Rosy que era toda dulce y con una voz suave, que era algo bonito porque además era un premio que nos habíamos ganado con nuestro esfuerzo y buenas calificaciones y pues todos nos fuimos x allí contestando algo similar y ándale que el profe nos dio un super sermón de que no es que nosotros nos lo hubiéramos merecido, sino que casi casi era un honor tan grande que nadie lo merecía, bueno de hijos ingratos (y soberbios) de la Patria no nos bajó y nosotros nos sentimos fatal (corito de juanga: pero qué necesidad ah-ha). Pero eeeequis cada lunes se convirtió en mi día favorito porque marchaba cargando la bandera que era mía y sólo mía y era de satín brillante y suave y latón dorado y pesaba un buen pero me valía porque yo estaba en el centro (entre séfiros y trinos) cuando todos cantaban y mi mamá o mi papá estaban allí. Y también recuerdo que mi mamá se (y nos) ponía de pie cuando tocaban el himno nacional en la tele y así entendí que era algo parecido a la virgen de guadalupe: persígnate cuando la veas. Y entonces me confundía más, porque era exactamente como una religión y la ceremonia era como un acto religioso, y bien me decía Carlos Alberto que era testigo de Jehová que su religión no le permitía adorar otros símbolos o dioses y yo le contestaba que no adorábamos a la bandera sino que "le rendíamos honores", pero también me hacía dudar mucho porque cómo se le parecía.
Y a qué conclusión podemos llegar con respecto al nacionalismo? No pretendo llegar a una conclusión dentro de la dualidad malo-bueno, la cual sólo nos serviría como herramienta de análisis moralina, pues es evidente que nos puede inspirar tanto lo bueno y elevado como lo malo y el odio. La conclusión está dentro de nosotros, ¿qué nos inspira, a qué nos mueve? Sentirlo es chido. Ese México-lindo-y-querido-si-muero-lejos-de-tí, híjoles, puede ser algo muy fuerte. Tal vez partiendo de este sentimiento y aceptándolo tal cual es, y abriéndolo en vez de hacerlo exclusivo, podamos todos a la vez imaginar que no hay países, que no existen. I join.
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1 comentario:
ay friend como me hiciste reir con tu corito de juanga....haz de saber q ademas asi le canto a Mikey cuando me quiere hacer berrinche de q lo pongo en la silla =) jajajajaja
en fin, pues aca la pasamos super equis, ademas como q el dia no ayudo....solamente me flete el grito de Calderon por la tele con un tal "Piolin" el peor conductor de Univision q habia visto!!!
Pero siguiendo con el tema...
I join too!
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