"Y me doy cuenta que llevo un infinito dentro"Escucha el infinito.Vayan a todo espíritu mis buenos deseos para que este 2008 sea un año de bendiciones y puras cosas buenas, lleno de logros, éxitos, alegrías, amor, felicidad, viajes y cosas bonitas.
Y bueno, ando tan positivo debido a que me encuentro en Zipolite, que yo no sé de verdad que tiene este lugar que cuando me sincronizo a su frecuencia pasan cosas mágicas, me encanta.
El año lo empezamos (Lalochis, el espíritu aventurero y un poco perezoso que es mi compañero de viaje, y yo) en una ceremonia en una loma desde la que se veía el mar, vestidos de blanco y en una ceremonia con velas, danzas, cantos, incienso, mantras y afirmaciones positivas. Había mucha gente, yo no sabía que existía y lleva tipo 25 años realizándose. Cuando tantas personas entonamos el OM, realmente el momento era algo muy especial.
Al llegar a Zipolite pedí por que este viaje me sirviera como una experiencia espiritual y así ha sido. Una mañana en la playa volteé a todas partes desde mi hamaca y me dí cuenta de que todo el mundo está en mí, que yo soy todo lo que veo y yo soy todas las personas con las que me encuentro. Que todo lo que doy al mundo en realidad lo doy a mí mismo. Que hay una Inteligencia que se encarga de que nuestros mundos coincidan, y que esto llene todas mis aspiraciones y deseos, pero también todos mis temores y limitaciones. Otro día sentí que el Universo salía de mí, y también regresaba a mí, y yo era el centro de un tubo toro. Que el mundo entero es una ilusión, una creación holográfica que yo creo a cada momento y de la cual soy enteramente responsable. No existen las víctimas. Que hay una realidad más allá de cualquier pensamiento y sentimiento: la Conciencia Pura, el Ser.
Ayer hicimos una excursión muy chida a Punta Cometa, a ver el atardecer desde allí. Nos enteramos de que existe y que es un lugar en "alineación cósmica" en la camionetita camino a Mazunte, que es una playa a 10 minutos de aquí. Pues allá fuimos pero para llegar hay que escalar entre las rocas junto al mar. Las rocas hermosas y muy cansada la subida. La vista es muy bonita sobre todo por las formaciones rocosas que ves si miras hacia abajo del acantilado. El atardecer no tan bonito como los demás que he visto a diario: El sol solitario, sin una nube alrededor, se ocultó tras el mar. Y fue allí donde me encontré a Mariana, una buena amiga. Si hubiéramos hecho cita creo que no hubiéramos llegado, jajaja. Me encanta hacer amigos con todos los artesanos y con toda la gente que encuentro. Mi hermano y yo nos preguntamos si tanta buena vibra es propia de la gente que conocemos o es resultado de estar en este lugar.
Realmente es muy chido estar aquí. Los dejo, ya quiero irme a mi hamaca en la terraza de mi cabaña, a ver el mar y leer.