martes, julio 29, 2008

DEL MUNDO Y DE LAS COSAS


De niño siempre tuve esa intuición. De adolescente creé teorías al respecto, que después deseché por absurdas. Ahora cada vez más siento que todo lo que forma parte de nuestra vida tiene un significado. ¿Cuál? Depende de cada uno.

De adolescente llegué a convencerme que la vida es un sueño, que nada es real. Que yo dormía en el centro de una espiral y lo que creemos la realidad es en verdad ilusión. Que hay señales y signos. Que el mundo entero era una creación mía porque era mi sueño. Yo era el creador de todo y de todos. Yo te sueño, tal y como eres.

Esta teoría que marcó mi adolescencia está pasando por una revisión. Ahora no creo ser el Gran Soñador, sino mas bien que todos somos uno. Tal vez haya un Gran Soñador que nos abarca como Universo. Que la ilusión no es otra sino la de la separación. Que hay señales y signos pero estos no se develan por tener un conocimiento inaccesible o secreto, sino atendiendo a nuestro interior y a nuestros sentimientos. Que ver una mariposa volar es una señal no porque Alguien así lo ha decidido, sino solamente atendiendo a mi vida, a mí mismo, a lo que siento. Yo como referencia del Cosmos entero.

Nunca había dado valor a mis sentimientos como ahora.

Viendo una pintura de Dalí al fin entendí su método paranoico-crítico. Entendí que ver un cuadro de Dalí es lo mismo que ver la vida: no hay que saber más que lo que sabes en ese momento para entender lo que tú mismo deseas decirte. Partir de una imagen creando asociaciones infinitas, el triunfo de la idea obsesiva y la expresión de lo inconsciente por medio de lo consciente. Eso puedo hacerlo, si lo he hecho toda la vida. Claro, sólo me faltaría tener la técnica de Dalí. El cuadro como ventana al infinito.

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