Ayer en la noche nació Kaira, la hijita de mi amiga Karlita. Cuando lo vi escrito por messenger, por la flamante madre, me quedé como en shock. Sólo atiné a poner 3 caritas de :O, una tras otra. Súbitamente, me invadió una gran alegría. Hoy, fiel a mi vocación de hado padrino, iré a visitarla y si bien no tengo varita mágica con la cual darle dones como una bella voz, belleza, etc., me encantará darle mis bendiciones.
Próximo a recibir (en diciembreeee) un sobrino de mi hermana, me doy cuenta que nunca había visto los nacimientos como ahora los veo. Encuentro que, por más común que nos parezca, es una cosa extrañísima y muy especial: es el recibimiento de un nuevo ser en este planeta. A los padres les toca la tarea de guiarlos para que lleguen a ser un ser humano en plenitud. A los demás nos toca, entre otras cosas, darles la bienvenida y rodearlos de amor. Esto no es una concesión, sino una retribución. Cuando un ser llega a este mundo, llega irradiando un amor inmenso que transforma a todos con los que tiene contacto. Ayuda a abrir el corazón de sus padres al amor, transformando su vida.
Con Karlita me une un vínculo muy especial. No sé como será mi relación con Kaira, porque hasta ahora ninguna amiga tan cercana había tenido hijos. Pero puedo decir que ya soy tío. Hoy iré a darle la bienvenida a este planeta. Y como diría Cerati: Gracias por venir!
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