Fue providencial, justo la noche anterior a la conferencia, después de recomendarme ab.so.lu.ta.men.te la lectura de un libro que no recuerdo [pero sonaba intenso], Lalochis me enseñó los nuevos separadores de Gandhi. El que más me gustó fue el de "The Borges", con la tipografía de los Beatles. Pero había otro, que con su oportunidad me obligaba a hacer algo al otro día.
Fui a mi coche por el separador y camino al auditorio estaba justo frente a mí, firmándole una hojita arrancada de un cuaderno a otro groupie. El timing parecía perfecto, pero unos metros antes de que yo llegara, se despidió y avanzó hacia unos profesores que lo estaban esperando.
Al final de la conferencia me dirigí al podio pero ya no con la misma seguridad. De repente todo lo tímido y penoso que puedo ser se manifestó con intensidad, pero aún así continué mi andar con valentía, mientras mi ego muy eficientemente me repetía mis propios prejuicios acerca de todo el asunto: "Osssso, todos te están viendo y pensarán que eres el típico naco que ni lo lee pero corre por su autógrafo"; "¿Qué esto de pedir el autógrafo no es de lo más barato que se puede hacer en México?"; "Seguro el pobre te verá con aburrimiento e infinita paciencia, como uno más de los miles que le han pedido lo mismo"; "¿Que no el autógrafo es como el equivalente literario del recuerdito de un bautizo?¿cómo para qué lo quieres?", etcétera. Sin embargo, yo quería mi separador firmado!
No sabía como dirigirme a él, pero le llamé Maestro. Me miró fijamente, como analizándome. Creo que al principio pensó que le estaba regalando el separador, hasta que le dije "nooo, pero fírmelo por favor!" No fue muy expresivo pero, a diferencia de con los otros fantz, me hizo varias preguntas después de averiguar mi nombre: si yo estudiaba allí [en ese momento escuché el inicio de Cheek to cheek, como si me hubieran pedido la identificación en un antro], dónde había estudiado [no supe discernir, por su poker face, la opinión que tiene de los itamitas] y a qué me dedicaba.
Tenía ganas de llevármelo a tomar un café, invitarlo a discutir sobre lenguaje, Gloria Trevi y Juan Gabriel, de cine, cómics y sus colecciones, pero sólo atiné a agradecerle --todo rojo-- y salir de allí rápidamente con una ancha sonrisa y mi preciado souvenir en las manos.
1 comentario:
Que pensarías tu si te pidieran un autógrafo? ¿Que opinión tendrá monsiváis de nuestra Diosa La trevi?
BTW el libro es "Las Vocales Malditas" de Oscar de la Borbolla, y son 5 cuentos escritos con palabras que sólo tienen una Vocal.
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