Uno. Ella está vuelta hacia él, pero no lo mira. Tampoco está haciendo nada en realidad. El brazo derecho le cuelga del cajón. ¿Quiere decirle algo? ¿Está pensando si se lo dice o no? O tal vez está pensando qué decirle. En su rostro vemos la lucha interior. Él no la mira. Concentrado, lee una carta. En su escritorio no se ve otra cosa mas que papeles, una lámpara y el teléfono. Ni siquiera una pluma. Él es el jefe. ¿Es que ella está enamorada de él?
Dos. Es de noche y ella tiene una cita. Su jefe no hizo nada durante el día y deja lo urgente para el final. Ella espera junto al archivo, esperando instrucciones. La están esperando. Lo conoció la semana pasada, en una fiesta. Quiere decirle a su jefe que ya tiene que irse, pero no se atreve. El tiempo pasa lento, todos ya se fueron, menos ella, que sigue esperando a su patrón. Sólo necesita una oportunidad para decírselo. Tal vez cuando termine de leer esa carta...
Tres. Ese archivero está en la oficina de él. Su compañero de trabajo. Es de noche, es la ocasión propicia. Toma el papel que tenía reservado y va hacia allá. Él no la mira. Finge leer una carta. La tensión se siente en el ambiente. Él se siente culpable. Culpable por ella, pero también culpable por su esposa y sus hijos. Ella quiere decirle algo, pero no se atreve. Quiere hablarle de lo que pasó, de lo que siente. A la vez sabe que él no quiere hablar, que quiere olvidar. Pero ella necesita decírselo...